Les tribulations d'un chinois en Chine

Les tribulations d'un chinois en Chine




Otro año más, el mismo frío de la cera derretida sobre la tarta. - ¡19 años no son nada mujer! me dicen las vecinas con el peso de sus años bajo una capa de crema antiarrugas. Diran que son poco años, pero para mi resultan cercanos a los 63, quizás porque últimamente me comporto como una jubilada: voy a cursos y talleres con el fin de distraer la mente, doy paseos por el parque, y sí, por qué no, me gusta dar de comer a las palomas de vez en cuando. Pero aún sigo sintiendo el vacío, la soledad de la existencia. Da igual que haya cumplido 19...o 63, la vida es la misma, la soledad se presenta por igual. No tengo la angustía de los octogenarios, ni vivo el carpe diem malinterpretado de los veinteañeros.
La voz robotizada del metro me devuelve a la conversación. - ¿Has probado a chupar una pila?. A Christian le gustaba romper los billetes de metro con los dientes y las cosquillas eléctricas de las pilas en su lengua. A mi también me gustaba esa sensación ácida. La gente escuchaba la conversación sin disimulo. Debía ser interesante hablar de chupar pilas. Mi mente volvió a salir del metro (nunca me ha gustado ese sitio).
Aún sigo buscándome, reconstruyendo poco a poco la fotografía devastada, nadando a crol en el desierto.
190 velas consumidas, 19 tartas, 19 años, 2 pulmones y una sonrisa.

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4 Mordiscos:

    En realidad dos sonrisas. Cuenta también con la mía.

    ¡Felicidades!

     

    Gracce!! ^^
    y ahora son tres :)

    Beso grande.

     

    (y un elefante, que te lo dejo yo aquí para que te pasees por la calle sobre su lomo)




    pd: té
    y pastel
    de arándanos

     

    Yo te dejo un bahúl lleno de peces que devoran la soledad y la hacen añicos.

    ¿Dónde estás?

     

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