Ya solo quedan
esos tipos borrachos
que pendulan
de chica en chica,
de verso en verso
y me la tiro porque me toca
cada vez que el segundero
vuelve a marcar la vertical.
No es justo
abandonar bocas
secas de paciencia
al limbo de los desheredados.
No creo, desde hace tiempo
en el hijo del costado,
ni en aquel que hunde su cabeza
en el seno del pueblo judío como
un manso animal de tiro.
No es justo
ya, ni el noticiario.
En Sol se gesta un cambio,
ciego y sordo;
nadie se da cuenta
que la revolución
lleva siglos empezada,
que ya es hora
de marchar y levantar
de nuevo el culo de hormigón
para sentir así,
las fisuras que desde hace tantos años
gotean en nuestras manos de siervo.
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* Vídeo: Bluegrass Jam Session Ópera en especial compañía. Sábado 13 Agosto 2011. Disfruten.
Llovía a cántaros, las gotas fundiéndose frenéticamente sobre las olas, cada vez más furiosas y gruñonas. La arena estaba turbia y revoltosa, se arremolinaba en las orillas.
Un pequeño pececillo jugaba despreocupado, nadó profundo y siguió hacia la derecha, entonces estaba perdido. No vio nada, la oscuridad se apoderó de su inocencia sin previo aviso. Buscaba el camino de vuelta sin resultado, cuando escuchó algo que se acercaba rápidamente.
2.20$/pieza de atún, 3.50$/pieza de arenque. Antes de llegar a la lonja, sólo un ojo, una pupila redonda y negra que se abría al cielo de gaviotas carroñeras.
El atunero lleno injustamente de tipos y tamaños distintos de peces, se convirtió en un respiradero asfixiado. El pequeño pececillo con la cabeza apoyada en el amoniaco del suelo, dejó resbalar una lágrima de impotencia, casi imperceptible.
Su piel seguía húmeda y a 2.20$, el pequeño pececillo dejó de latir y su ojo se volvió aún más profundo y negro, espejo de otros peces despecificados, también distantes.