Árido
jueves, 14 de julio de 2011 by Carlotta
Vientre Desierto |
Árido
No esconderás
el miedo,
(ni siquiera de tí).
El error radica en
tu sonrisa de tormenta
llena de sangre de otras
lenguas aún más lejanas.
Ya buscaste un maniquí
para que abrace tus pesares
por un tiempo límite
de dos noches y media.
Ahora, el minutero
busca ser segundero
como persiguiendo
el círculo perfecto
que marca el ritmo
de mi vida maldita.
Eres única persona,
como todos,
para mí,
adorno de escaparate
moderno ya viciado.
Aunque cambies
de chaqueta y abrigo en invierno
y de chanclas y bañador en verano,
engordes o adelgaces 3 kilos,
ya sabes,
que es inevitable
seguir aquí,
desgarrada,
esperando
tu eco difuso
en mi tierra estéril.
Soñar tu regreso,
ansiarte de nuevo
bajo la sábana blanca
y quererte así para siempre,
(como entonces).
Nuestras miradas se cruzaron
siendo conscientes,
en ese mismo instante,
que la soledad
ya había anidado
en nuestras rodillas.
Y andar por el desierto de tu rostro vuelto,
y respirar bajo el vientre maternal
que todo cobija y socorre,
es saber que no queda ya qué decir,
ni qué buscar Allí.
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un título tan perfecto para estos versos tan duelo, tan clavo, tan arena de la que todos guardamos a pesar de que es árida
Genial. Me ha encantado, mucho mucho
exquisita tristeza.