Arrivederci



Cruzo una vez más el amanecer abriendo carreteras con cadenas y pedales. Huele a caucho caliente, y a eucalipto. Un pequeño pájaro vuela a mi lado, me invita a bailar en picado. Olvídame. Ruedo bajo aquel sombrero de paja que me regalo Joan hace dos veranos, mientras me encuentro en la soledad de mi cara desnuda y el abrazo vestido de recuerdos. Me hubiera venido bien tener unas gafas, pero no me gustan las de aquí (no hay), aquí, en este poblado de casas arenosas y caminos salvajes no hay reloj, no hay semáforos, aquí no estas tú. Ahora desde el ordenador a 40Km de esa paz mis palabras intentan retener un instante, un lugar, un recuerdo, a tí.

Quisiera poder vivir aquí por siempre, en esta pequeñez infinita, a 361.768.170.080.4798 Km de esa bandera de revolución imposible.

El cielo parece desgarrarse entre las montañas olvidadas en esa gran estanteria empolvada. Los caballos son libres fuera de su caja.

En la lejana Italia resurge el amor y la humanidad,
aquí comienzo a vivir.

Ciao Italia, ciao.

1 Mordiscos:

    Acabo de descubrir tu blog y estoy encantadísima de conocerte.

    Te sigo.

    Salomé.

     

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