La debilidad del reflejo

La debilidad del reflejo



Perdona guapa, ¿Tienes un cigarro?
En ese momento quise avalanzarme 
sobre el humo extinto de su pelo.
No fumo;
pero esa noche me hubiera gustado perderme 
en la inmensidad de una calada, 
de esas que cortan la respiración.  

Pero no lo hice. 



Tengo miedo, 
miedo de encontrarme otra vez.
La calle estaba oscura y caliente, 
dos sombras borrachas anunciaban el ocaso.
No fumo, 
pero esa noche hubiera dado todo 
por ser la boca amarga del desengaño. 



 Esa noche hubiera rasgado la cal de las paredes 
en busca de respuestas.
No fumo,
te aspiro.
Y tú me dejas succionar tus gritos de espanto,
mis ojos se secan, se agrietan y te siguen.
Ya se ha consumido.
La colilla recuerda aquel error de madrugada,
su lengua moribunda llena de cardos y de espinos.
Ya se ha consumido.
Y continúa sin guantes ni bufanda.
Recorre la curva polar con su yema desgastada.
No fumo,
sólo te aspiro.
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1 Mordiscos:

    wuau, me gustó!;)

     

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