Dices que hay lobos
que acechan tu carne
de cristal (o porcelana),
que no hay respuestas
ni en el contestador,
que no es nada,
que ya no importa,
y nuestro universo en llamas,
y el cielo es vaho,
y las luces horribles.
Es Navidad otra vez,
y tu cuerpo un adorno
más entre las ramas
de este tronco pútrido.
De nuevo el Km 0,
de nuevo esta época
de egoísmo y miradas
suplicantes.
Desistir, ahora.
Si no lo hice,
fue por esta
manía mía,
por esta gilipollez,
de querer abarcar todo
y no poder con nada.
Tengo tantas deudas pendientes
que de poco serviría ya, pagarlas.
Mascar y apretar bien fuerte la lengua
al paladar y resistir el eco de voces en ruinas,
igual de bellas y decadentes que la sonrisa
amoratada de la desnutrición.
Eso es amor.
Tengo tantas cosas que hacer,
que apenas vivo, pensando el día
que el calendario se vuelve rojo
(de nuevo).
Ya no creo en el hombre,
ni en la gitana,
ni veo al gato negro
en el balcón.
Ya no creo en la palabra,
ni en los "perdonamenoquisehacertedaño",
ya no oigo risas en el patio.
Tengo tantas y tantas dudas,
que miro el cristal
y la lluvia lo aclara todo.
Man Ray. The Primacy of Matter over Thought (1929).
Soledad Acostumbrada
Como Pizarnik, Ya no soy más que un adentro,
sin podertrepar tu tapia,
cada vez más angosta y palpitante.
Un frío sudor recorre el cuello,
y se mezcla con la sangre y la espesa
capa de sal que brota del lugar
donde el dolor comienza a ser placer.
Ya no soy más que un noser,
avocado a vagar en tu agujero como
un animal que hiberna, e intenta resguardarse
del frío de tu piel muerta y blanca,
donde acostumbraba a pastar,
las estaciones verdes y las bronce
cuando aún, vivía,
cuando tu canto aún, era rojo.
Ya solo quedan
esos tipos borrachos
que pendulan
de chica en chica,
de verso en verso
y me la tiro porque me toca
cada vez que el segundero
vuelve a marcar la vertical.
No es justo
abandonar bocas
secas de paciencia
al limbo de los desheredados.
No creo, desde hace tiempo
en el hijo del costado,
ni en aquel que hunde su cabeza
en el seno del pueblo judío como
un manso animal de tiro.
No es justo
ya, ni el noticiario.
En Sol se gesta un cambio,
ciego y sordo;
nadie se da cuenta
que la revolución
lleva siglos empezada,
que ya es hora
de marchar y levantar
de nuevo el culo de hormigón
para sentir así,
las fisuras que desde hace tantos años
gotean en nuestras manos de siervo.
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* Vídeo: Bluegrass Jam Session Ópera en especial compañía. Sábado 13 Agosto 2011. Disfruten.
Llovía a cántaros, las gotas fundiéndose frenéticamente sobre las olas, cada vez más furiosas y gruñonas. La arena estaba turbia y revoltosa, se arremolinaba en las orillas.
Un pequeño pececillo jugaba despreocupado, nadó profundo y siguió hacia la derecha, entonces estaba perdido. No vio nada, la oscuridad se apoderó de su inocencia sin previo aviso. Buscaba el camino de vuelta sin resultado, cuando escuchó algo que se acercaba rápidamente.
2.20$/pieza de atún, 3.50$/pieza de arenque. Antes de llegar a la lonja, sólo un ojo, una pupila redonda y negra que se abría al cielo de gaviotas carroñeras.
El atunero lleno injustamente de tipos y tamaños distintos de peces, se convirtió en un respiradero asfixiado. El pequeño pececillo con la cabeza apoyada en el amoniaco del suelo, dejó resbalar una lágrima de impotencia, casi imperceptible.
Su piel seguía húmeda y a 2.20$, el pequeño pececillo dejó de latir y su ojo se volvió aún más profundo y negro, espejo de otros peces despecificados, también distantes.
El error radica en
tu sonrisa de tormenta
llena de sangre de otras
lenguas aún más lejanas.
Ya buscaste un maniquí
para que abrace tus pesares
por un tiempo límite
de dos noches y media.
Ahora, el minutero
busca ser segundero
como persiguiendo
el círculo perfecto
que marca el ritmo
de mi vida maldita.
Eres única persona,
como todos,
para mí,
adorno de escaparate
moderno ya viciado.
Aunque cambies
de chaqueta y abrigo en invierno
y de chanclas y bañador en verano,
engordes o adelgaces 3 kilos,
ya sabes,
que es inevitable
seguir aquí,
desgarrada,
esperando
tu eco difuso
en mi tierra estéril.
Soñar tu regreso,
ansiarte de nuevo
bajo la sábana blanca
y quererte así para siempre,
(como entonces).
Nuestras miradas se cruzaron
siendo conscientes,
en ese mismo instante,
que la soledad
ya había anidado
en nuestras rodillas.
Y andar por el desierto de tu rostro vuelto,
y respirar bajo el vientre maternal
que todo cobija y socorre,
es saber que no queda ya qué decir,
ni qué buscar Allí.
Ya es hora de olvidar viejos miedos
y lanzarse a la vida.
Acabar con el cuaderno significa
renunciar a 150 gramos de existencia
y perder el rumbo que me mantuvo
asida a este raíl por el que ya no pasan
más trenes, ni verbos, ni nombres.
Ya es hora de olvidar viejos miedos
y soltar la mano de una maldita vez.
No creas que el mundo
es menos negro
si no soy ya,
así contigo.
Ni dudes si quiera contra mí,
la absoluta convicción
en lo no visible.
Ya se que morir,
no es un acto reflejo,
y que un te quiero
no vale más que
3 miserables euros.
También se que tu isla
está ya desierta
y no es viva allí,
donde sentíamos crecer.
No creas que no cuido
el agujero:
Cada día
más
profundo.
(Ahora sin piel).
Ya no quedan huesos
que sostengan la presión
del peso de tu carne prematura,
no hay ya espejos
que reflejen la truculenta
palidez de lo desnudo.
No creas que el mundo
es llama y río
si me quedo cuerpo a cuerpo
sin botones que resistan
el galopar feroz
de tu pecho hundido de violetas.
No creas.
Los espectros
se viven,
se piensan,
se buscan
y matan,
pero jamás
se encontrarán:
tu piel. ajada.
Qué más da París
si ya no quedan labios
de amapola en flor.
Qué más da tu risa tonta
cuando no hay eco que descubra
palomas de plata tras el umbral.
Qué más da la noche y el día,
qué más da si es luz y tu cuerpo.
Qué más da.
Qué importan humanos,
qué trescientos cuarenta y dos
amigos,
si la vida en un puño y tú en el tren
de conjuros malheridos,
de gatos tuertos
y óxido crónico.
Qué más da si Luis, Pedro,
Miguel o Juan.
Qué más da.
Todo pasa.
Todo sigue,
no hay freno que pare
ni tijeras destinadas
a sacarte de aquí.
A veces pienso que la vida
se torna ya lejana
cuando miro sin querer la imagen
de una virgen estampa en el cristal.
A veces pienso que no hay tiempo
para encontrar pedazos de otros cuerpos
que esperan ser cosidos con paciencia
y mano férrea,
que ya no hay tiempo
para amar y ser de nuevo río
de sangre tinta y leche agria tras su piel
aún colgada en el tendal. .
A veces pienso que tu cuerpo
es intolerable a mis caricias
y tus manos se vuelven mapa
de otro mundo más humano.
A veces pienso y me extraño
de conocer todas tus entrañas
sin apenas rozar tu herida.
Solo a veces,
cuando pienso en tí,
me doy cuenta que tampoco
es para tanto ahogarse
en alcohol,
que a veces,
es necesario
quemar un poco de ser
para poder arder mejor.
Y oir de nuevo
sus gritos enmudece
la ciudad,
desierto,
de otra orilla.
Aquel tímido lunar
asomado en la ventana
solía encontrarme
allí, junto a la carne seca.
Tu voz se filtra en la mirilla
y reclama la sal.
Un pellizco solo,
que me aprieta aquí dentro.
Aquí, donde siempre llueve
sin tejado ni sartén
ni perro mojado de ser.
Y es de nuevo, 26 de mayo
un límite de insanidad contagiosa
un alfiler más en la cabeza de trapo
que busca sin remedio un por qué
entre (la almohada
y tu cara deshecha)
de razón.
¿Cómo seré yo
cuando no sea yo?
Cuando el tiempo
haya modificado mi estructura,
y mi cuerpo sea otro,
otra mi sangre,
otros mis ojos y otros mis cabellos.
Pensaré en ti, tal vez.
Seguramente,
mis sucesivos cuerpos
—prolongándome, vivo, hacia la muerte—
se pasarán de mano en mano,
de corazón a corazón,
de carne a carne,
el elemento misterioso
que determina mi tristeza
cuando te vas,
que me impulsa a buscarte ciegamente,
que me lleva a tu lado
sin remedio:
lo que la gente llama amor, en suma.
Y los ojos
-qué importa que no sean estos ojos-
te seguirán a donde vayas, fieles.
El deseo se extingue en tus rodillas,
mirada de pájaro obtuso,
al final de la taza de té,
junto a la servilleta de besos robados.
El deseo se extingue en la devastación
del bosque indígena (de tradición absorbida),
en la ortografía consentida de una tarde lluviosa
llena de esdrújulas y tildes voladas.
Me secuestras buscando la fugaz comprensión
del vino amargo entre mis uñas disfrazadas
de amistad.
El deseo se extingue en tí,
desencanto de juventud profanada,
en tu risa de primavera adormecida.
El deseo se extingue cuando me consumo,
y te pierdo.
Sí. La muerte come nueces,
se derrite la cera en sus pupilas
y busca insaciable la tumba profanada
(que soy yo).
El miedo está húmedo y corta,
la sal extingue rosas sin espinas,
devora el rojo corrosivo en su pecho
y muerde la vida con desgana.
Sí. La muerte come nueces,
se ríe del polvo en la vitrina
y encuentra su mano hundida
en esa herida (que soy yo).
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"Mais l'enfant, épanchant une immense douleur,
cria soudain: ''Je sense s'emerger de tout mon être un abîme beánt; cet abîme est mon coeur!". C. Baudelaire
Y te encuentro a ti.
Te recuerdo.
¿Quién eres?
Me esatas matando.
Eres mi vida.
¿Cómo iba yo a imaginarme que ésta ciudad
estuviera hecha a la medida del amor?
¿Cómo iba a imaginarme que que estuvieras hecho
a la medida de mi cuerpo mismo?
Me gustas. Qué acontecimiento. Me gustas.
Qué lentitud, de pronto.
Qué dulzura.
Tú no puedes saber.
Me estás matando.
Eres mi vida.
Me estás matando.
Eres mi vida.
Tengo tiempo de sobra.
Te lo ruego.
Devórame.
Devórame hasta la fealdad.
¿Porqué no tú?
¿Por qué no tú, en esta ciudad y en esta noche
tan semejante a las demás quese confunde con ellas?
Te lo ruego...
Revives como aquel
que hunde su rostro en la bañera
buscando aligerar la carga de sus días.
Intentas descender al origen de tu mal
en una noche de azúcar quemado con olor a sal.
Mientes cuando dices: "au-lait, mon amour",
mientras diseccionas cadáveres con tus asesinas.
Noches de culo, de botella,
óleos empolvados que cubren fantasmas blancos,
buscando el verde luminoso
al apagar la luz,
al pronunciar Jaque.
No me agarres la mano,
ahora me toca a mi,
Black Devil you're dead.
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Hoy es día de ciprés,
de Leucótea cegada.
Muere en lo más profundo,
brota un suspiro derrotado.
Hoy es día de aullidos silenciosos,
de combustión espontánea.
Hoy, cometí el peor error:
arranqué el tuétano del recuerdo:
mordí su rodilla extranjera.
______________________________________________________________________________ " Sobre su hombro se ha posado un ser inferior y más oscuro: un odrarek que ataca su alma, la estrecha y la aprieta, la rejuvenece y, a su modo, la inmadurece". Vila-Matas