Distancias fingidas

Distancias Fingidas




"One thought fills inmensity" W.Blake

El sabor de su sonrisa recuerda la carta perdida
en un rincón de la escalera,
                                        de piedra.

El silencio es la soledad más sonora del mundo,
las letras, sucias prostitutas que emborronan el papel.

Tu objetivo enfoca el cuerpo de una top de pasarela
y sonries con la mirada extraviada tras un guiño forzado.
 

Corta la línea discontinua

no seas cobarde,


desgarra el papel

y mírame a la cara.


"One thought fills inmensity" W.Blake

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PutreFacto

                                                                     Dalí, Lorca. "Los Putrefactos"

PUTREFACTO

Aún guardo tu perfume
enfrascado en mi saliva,
nadando en lágrimas de sal.

Tu pelo acaricia la soledad
del nido vacío y la paja desnuda.

Aún pisas la herida abierta
con pies de hierro y mi cuerpo
se hunde en tu barbilla.

Tú, desorbitas los satélites
y quemas el mundo con tu acento.

La gravedad de las palabras
se instala en mi garganta
y aún te deshaces
en la morbidez de la carne.

Está fresca, abierta,
y empieza a cubrir el cielo
con su hedor putrefacto.
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Pataleta

Pataleta



Quiero mis cinco años,
¿Donde fue la inocencia?
Quiero olvidarme del por qué de una rabieta
y sonreir con chocolate entre los dientes.
Quiero mis cinco años
más que nada, más que todo.
Quiero mis barbies y sus aventuras con playmobil.
Pero sobre todo,
quiero mis cinco años de soledad apacible
mis cinco de adormecida realidad
que hacían del mundo una hormiga     (roja)

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La soledad de las canicas

La Soledad de las canicas




Era la primera vez que sentía la nieve.
Su cuerpo se derretía bajo aquella luz intermitente.
Estaba inmóvil y la nariz rosada
como aquel adorno de los chinos
que brillaba en el escaparate de la esquina.
Su boca, leña viva, fuego silencioso,
se abría al cielo adormecido y cruel
mientras sus manos abrazaban al frío diciembre.

Era la primera vez que veía la nieve.
Su cuerpo se extendía bajo aquella llanura imposible.

Era la primera vez que acariciaba diciembre
y sus ojos sentían la soledad de las canicas.

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Y si te quiero abierto...




Esa noche mis zapatos no estaban de acuerdo. Laura miró atrás, allí donde se pierden las gabardinas informes pero no vio nada. Absolutamente nada. Aún persistía el olor anestésico del blanco, continuaba el rumor difuso de su risa clara, casi ahogada en la laguna de las aves aulladoras. Nunca es lo suficientemente tarde para volver la vista atrás. Laura siguió avanzando en línea recta, no le gustaban las calles sinuosas y menos aún si eran oscuras y de mirada perversa. Siguió con cuidado cada chicle, que desde hace años había ido pegando al suelo día tras día, tarde tras tarde. Mientras el sabor a chicle se perdía en sus papilas, buscó la melancolía de las sombras fundirse en la acera, pegándose fuertemente sobre aquellas gomas aplastadas.
Ama la vida, los lunares y las hojas color de atrévete a pisarme y morirás, pero aún le gustaba más aquella cabina abandonada al final de la calle que llevaba al Gran Boulevard, aquella cabina en la que se podía leer:  ¿Te pego la Soledad?,  te pego de verdad. Le encantaba pensar en esa enfermedad y responder a aquella pregunta, también oxidada. Pero no lo entendía. En realidad no sabía bien en que consistía la Soledad, aunque fuera algo que le acompañaba desde su infancia.
Esa noche mis zapatos no estaban de acuerdo. Laura miró atrás y pensó en todo aquello que dejaba tras de sí, una estela de infinitas casualidades, pero decidió seguir,
                                                                                                         (sin mirar).
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Y si te quiero abierto...

Y si te quiero abierto
como el centro imposible de un mundo transparente,
si te quiero imposible, más allá de mis brazos
o la aurora que extiende un sueño en las tinieblas,
más abierto que el viento, más leve y más amante,
será porque mañana nos quisiera infinitos,
unidos como nieve a punto de ser agua.

Y es por eso que dejo resonar la memoria,
todas esas palabras de hilo que se enredan
en tu boca o la mía.


Chantal Maillard 



La debilidad del reflejo

La debilidad del reflejo



Perdona guapa, ¿Tienes un cigarro?
En ese momento quise avalanzarme 
sobre el humo extinto de su pelo.
No fumo;
pero esa noche me hubiera gustado perderme 
en la inmensidad de una calada, 
de esas que cortan la respiración.  

Pero no lo hice. 



Tengo miedo, 
miedo de encontrarme otra vez.
La calle estaba oscura y caliente, 
dos sombras borrachas anunciaban el ocaso.
No fumo, 
pero esa noche hubiera dado todo 
por ser la boca amarga del desengaño. 



 Esa noche hubiera rasgado la cal de las paredes 
en busca de respuestas.
No fumo,
te aspiro.
Y tú me dejas succionar tus gritos de espanto,
mis ojos se secan, se agrietan y te siguen.
Ya se ha consumido.
La colilla recuerda aquel error de madrugada,
su lengua moribunda llena de cardos y de espinos.
Ya se ha consumido.
Y continúa sin guantes ni bufanda.
Recorre la curva polar con su yema desgastada.
No fumo,
sólo te aspiro.
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Soledad

Soledad


¿Por qué me buscas, Soledad,
en el azul de mi vestido,
en la sal de las lentejas?

(Siempre te quise).

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Kevin, Kevin Carter

 El buitre al hoyo




Un nombre:
Kevin Carter.
Se ha clavado en mi pecho
con gran profundidad.
Aún más adentro.
Una lágrima
en sus ojos,
secos, perdidos.
Kevin Carter,
huye del mundo.
busca consuelo
en el raticida.
Volvió para encontrar
a White Pipe.
Quiso irse, 
que le dejaran marchar.
Kevin Carter,
carroña, tempestad,
ojo desnudo.
El taladro de la ignorancia,
el desprecio.
Batió sus alas.
Voló.
Kevin, Kevin Carter.

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Les tribulations d'un chinois en Chine

Les tribulations d'un chinois en Chine




Otro año más, el mismo frío de la cera derretida sobre la tarta. - ¡19 años no son nada mujer! me dicen las vecinas con el peso de sus años bajo una capa de crema antiarrugas. Diran que son poco años, pero para mi resultan cercanos a los 63, quizás porque últimamente me comporto como una jubilada: voy a cursos y talleres con el fin de distraer la mente, doy paseos por el parque, y sí, por qué no, me gusta dar de comer a las palomas de vez en cuando. Pero aún sigo sintiendo el vacío, la soledad de la existencia. Da igual que haya cumplido 19...o 63, la vida es la misma, la soledad se presenta por igual. No tengo la angustía de los octogenarios, ni vivo el carpe diem malinterpretado de los veinteañeros.
La voz robotizada del metro me devuelve a la conversación. - ¿Has probado a chupar una pila?. A Christian le gustaba romper los billetes de metro con los dientes y las cosquillas eléctricas de las pilas en su lengua. A mi también me gustaba esa sensación ácida. La gente escuchaba la conversación sin disimulo. Debía ser interesante hablar de chupar pilas. Mi mente volvió a salir del metro (nunca me ha gustado ese sitio).
Aún sigo buscándome, reconstruyendo poco a poco la fotografía devastada, nadando a crol en el desierto.
190 velas consumidas, 19 tartas, 19 años, 2 pulmones y una sonrisa.

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Le soleil est au-dessus des nuages


 Le soleil est au-dessus des nuages


Ahora, sentada en este antiguo sofá intento retener el surrealismo de estos días. Parece irreal que mientras escriba esto un chico en la planta de abajo hable en francés mientras de fondo retumba la sinfonía erótica de la habitación "prive". Alisson está todo el día frente a la pantalla. Su piel se ha vuelto más blanquecina, ahora sus pecas parecen desvirgar el desierto de su cara. El ordenador se calienta en mis rodillas y quiero un chocolate que tiemple la noche.

Acabo con el calor de mis piernas con  una chaqueta de segunda mano y la compañía de Valeria y Agustina. Atravesamos los raíles oxidados de Chausseé de Mons. Con el sigilo de la niebla nos colamos entre las puertas de aquel vagón sesentero rumbo a la garganta desgarrada del blues de la place. Las lámparas bailaban Tainted Love a ritmo de guitarra y cajón. El pelo de Martin era inacabable, una cascada de chocolate caliente sobre los hombros. Su sonrisa me invitó a saborear el dulce placer del chocolate belga en la soledad del pintalabios usado, en la compañía del taxi negro de imágenes difusas. Sus manos intentaban retenerme en su alma, en la inmensidad del abrazo desnudo. Aquella noche sus ojos me contaron su historia, derramaron su música sobre mi pecho. Un autobús vistió de nuevo su cuerpo y el mío y Valeria abrió de nuevo la puerta.

Un número de teléfono y un atropello. Cruzaba en verde. Él también, en perpendicular. Aún siento el metal frío en mi cadera y la rueda apoyarse sobre la cuña de mi pie. Lloro, de impotencia, mientras una mujer despide a un familiar invisible que parece llenar la estación con su prisa fantasmal. Un hombre calienta sus rodillas con un capítulo de pokemon y la niña rubia pintaba cabezas enormes, gatos con camiseta, niñas con coletas y jirafas sin manchas en los tickets de tren. Cerré los ojos y pensé que él estaba allí, en la dirección de la servilleta arrugada, en la estación, que vendría a despedirse. Aunque quise que no estuviera. No me gustan las despedidas ni el gas de la coca cola. Sin gas me fui al autobus. Todos viajaban en el bolsillo trasero de mi mochila, junto a una chocolatina de zanahoria, hacían demasiado ruido asi que puse la musica a todo volumen y me quedé dormida. Cuando desperté, era demasiado tarde para despedirse, demasiado tarde para salir del avión. Un chico leía un articulo de historia en francés y un gay se asustaba del clima. Las azafatas se convirtieron en vendedoras ambulantes y empecé a interesarme en un artículo de babelia. Ya estaba en Madrid. En unas horas me convertí en una lombriz de tierra, igual de viscosa y resbaladiza. La gente se asusta demasiado, huyen de la realidad cercana de tierra, de los bichos, de los gusanos. Me gusta la gente, así no tengo que ir al zoo.

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El Tiempo

EL TIEMPO



Como la miel me atrapa.
Inherte, derretido.

Como sus ojos huecos,
desvencijados cajones

profundos como el pozo
donde lavan los

solitarios corazones.

Así, comienzo a odiarte.


Como la estepa
sedienta
de besos
y de olvido.

Allí, veo tu arena acabarse.

Tu sigilo tormentoso
en la carcoma.
Polvo.

Eso eres.


Si tu frágil cuerpo
quebrantase,
pensaría tus labios
traicioneros,
besaría el cristal
de la soledad.
TÚ,

impredecible,

casual,

luz,

penumbra.


Sólo el tiempo

permite olvidar.


Y yo,

no tengo tiempo.


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Arrivederci



Cruzo una vez más el amanecer abriendo carreteras con cadenas y pedales. Huele a caucho caliente, y a eucalipto. Un pequeño pájaro vuela a mi lado, me invita a bailar en picado. Olvídame. Ruedo bajo aquel sombrero de paja que me regalo Joan hace dos veranos, mientras me encuentro en la soledad de mi cara desnuda y el abrazo vestido de recuerdos. Me hubiera venido bien tener unas gafas, pero no me gustan las de aquí (no hay), aquí, en este poblado de casas arenosas y caminos salvajes no hay reloj, no hay semáforos, aquí no estas tú. Ahora desde el ordenador a 40Km de esa paz mis palabras intentan retener un instante, un lugar, un recuerdo, a tí.

Quisiera poder vivir aquí por siempre, en esta pequeñez infinita, a 361.768.170.080.4798 Km de esa bandera de revolución imposible.

El cielo parece desgarrarse entre las montañas olvidadas en esa gran estanteria empolvada. Los caballos son libres fuera de su caja.

En la lejana Italia resurge el amor y la humanidad,
aquí comienzo a vivir.

Ciao Italia, ciao.

Anámnesis

Anámnesis



Me despierto recordando el olor de la tierra caliente y el viento abrasivo sobre mi cara. Recuerdo mi olor, el de la gente, el olor a fuego por las noches y las cenizas volando en la mañana. Es un recuerdo, lo sé; se acerca al pasado cercano intensamente. Mi madre toma fuertemente mi mano, no quiere perderme. Una celebración. Los collares saltan alrededor de las brasas, bailan con Ellos. Todavía no estoy preparada, no quiero soltarme, quiero estar allí, junto a Ellos, con ella. Es la hora de los lobos y mi corazón aulla con la soledad de Amarok. La luna me acoge de nuevo, en el sueño, en el recuerdo.
Conocer es recordar. Hoy se prefiere olvidar a recordar, no pensar ni pensarse. Me acerco al pasado, me recuerdo estoy casi segura. Tenemos que despertar y conocernos, quizás descubramos el verdadero origen, aquel que nos mantiene unidos a la Tierra, a la naturaleza.

Despertemos, es hora de recordar.

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Saturno

Saturno



La cama está fría, me evita la noche en que mi voz no alcanza a tocarla. Su polvo aún yace en mi garganta, en la profundidad del abismo nublado y el aullido del silencio. El aire me pesa, plomo, saturnismo, quizás sea eso lo que amarga un poco más la realidad. Degradación: Etta a Janis, fabulosa degradación. La cama está fría, rechaza el calor de los cuerpos, de la luna y la taza de tila. -Niña, mira por donde vas. No sé donde estoy. No veo la luna. Sombras y barbas grotescas, un dedo inquisidor, una quema de brujas en el s.XXI. Caigo tras el fiat azul y despierto desapercibida, sin luna, aún sin sol, perdida e inhundada de agua reciclada matinal. Mis pasos tiemblan dirección Este. Ahí está mi casa, bañada y desapercibida, como yo. Aún tintinean las farolas, (eso creo), el zumbido de la luz ensordece mis oídos. El mundo se detiene, las voces se callan y las luces continúan apagadas. La puerta se abre. Mi cama sigue fría. Seguirá fría. (Está fría).

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Retrospectiva

Domingo


Es domingo mientras la leche se caduca en la puerta.
El tabaco seco no está tan mal.
Después de todo te matará igualmente.
Es domingo en la puerta del cine, en la de la iglesia;
es día de bandadas de palomas, cotorras y cagonas.
Hoy no existen carteros ni guateques en casa de Mar,
sólo existe ese picor insoportable de verano,
el tirón de orejas en misa y la gomina barata.
Aún es domingo en la arruga de mi cama.
La noche baja lentamente con sabor a leche agria.
De nuevo era Domingo.
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Minute Minuet




Fuera está lloviendo.
Ahora te pienso en mitad del libro.
En el punto y aparte de la 192.
En el reglón perdido
de esa frase intensa.

El café ya está tibio,
se apagó la luz.

Ahora sin luz,
sólo la lluvia
baila la escoba.

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Wild Horses



Colorado


El humo nubla de nuevo los sueños.
Mis ojos gritan:
Colorado, I think I'm coming home.
El humo humillado
de aquel bar degradante,
me toma,
se sirve de mi a su antojo.
Wild Horses.
Una calada.
Una lágrima.
Mis ojos nublados
se derraman sobre su ropa,
Más allá de su ropa.
El humo desnuda los cuerpos.
Los acaricia con la suavidad de la seda.
Te respiro.
Me respiras.
Nos amamos en la soledad de las olas.


(Wild Horses couldn't drag me away).

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Latido


LATIDO


Pequeño, era pequeño cuando yo lo sentí. Lo sentí muy adentro, profundamente escondido casi tembloroso. Fue aquella mañana de invierno, en mi casa, en mi antigua casa a orillas del lago Inari. Diez velas congeladas y una nariz roja. Por aquel entonces mi cara de niña de seis años estaba cubierta de ligeros copos dorados que hacían mi expresión aún más inocente. Nunca he sabido a que sabe el amor, a que saben los besos estrellados y las miradas de pícara inocencia. Nunca. Pero eso no me ha preocupado demasiado, o eso creía.

Como todos los viernes Alma y yo salimos a comprar al mercado, un lugar que recuerdo no me gustaba nada, era demasiado bajita como para curiosear, (esa manía mía por querer abarcar todo), la gente andaba a empujones, pendulando y yo con ellos. Esa misma tarde, de ese viernes cualquiera, empecé a comprender un poco cómo funciona el mundo, empecé a comprender esa complejidad que se me presentaba: Amor, y era maravilloso, la misma sensación de ilusión que se despierta una mañana de Navidad y se apodera de tu sonrisa sin previo aviso.
Alma estaba tumbada en el sofá y me miraba con esos ojos de ternura que ella tiene, con esa sonrisa pacífica que tantas lágrimas ha contenido. Ahí estaba ella, el jersey de lana resbalaba sobre su hombro dulcemente, así, como era ella. Recordaré ese instante toda una vida: la belleza de Alma al olor de la leña inquieta, la suavidad de la alfombra, mis dedos juguetones sobre las páginas de aquel cuento que nunca leí, todo. Su voz, su cálida voz me nombró. -Carlota ven aquí conmigo. Me senté a su lado esperando ansiosamente su palabra. Y entonces cerró mis ojos delicadamente y acercó mi mano sobre su pecho. -¿Qué me dirías que es?, me preguntó. En ese instanté sentí que vivía, que mi cuerpo corría y corría: era libre. -Es el corazón... Acerté a decir timidamente, (como de costumbre). -Muy bien Carlotta. Alma me abrazó aplastando mi cabeza sobre su pecho. Latía, latía sin cesar, era hermoso cómo vivía, como sentía. -El corazón no es sólo un simple órgano, es mucho más, ¿lo sientes?. Afirmé con la cabeza, mientras sus manos acariciaban mi pelo con lo que más tarde descubriría que era amor. -Cada ser vivo tiene un corazón diferente, vive diferente, late diferente y siente distinto Carlota. Puede que mucha gente te grite, te insulte o te haga daño aquí, pero seguramente haya otras personas que te amen, que latan por tí y compartan contigo ese vivir, ese latido tras latido. La persona es el ser más complejo que existe, su corazón late igual que el de un elefante pero no vive igual, no siente igual. Cada persona tiene su propia frecuencia, su propia música interna que hace vibrar cada una de sus células, que hace que sea esa persona única e irrepetible. Y tú Carlota tienes que empezar a saber lo que esto significa.

Durante la explicación caí en un profundo sueño bajo el lejano latido de Alma, oía su voz a lo lejos, su música constante y sentía sus caricias allá en el infinito de los sueños.
Esa noche Alma vivía, esa noche latía muy fuerte dentro de mí, yo me sentí Alma en aquel sueño congelado a orillas del Inari, aquella noche me amaba, yo la amaba. Ese latido que para mí era imperceptible se convirtio en la inmensidad de ese sentimiento que más tarde descubriría que era amor. Ese vínculo estrecho que se creó en la placenta: el latido de una madre enseñando a su pequeña a latir, a vivir y a sentir.

(...)

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La extinción de lo extinto

La extinción de lo extinto




Esta mañana me he levantado con una sensación extraña...¿seré bipolar? En el fondo todos somos bipolares ¿y qué?.

Sonrie.

Llora.

Grita y susurra.

¿Por qué parece ser más evidente que nunca? De nuevo caí, pero hoy al fin me he levantado, he salido de la caverna de las sombras y la luz me ha cegado: esa sensación que aún me causas...Amor... Qué se yo. Ya estás fuera, ahora eres pecera vacía, consonante de otra O, vocal de ESE sinuante. Yo ya no soy esa letra que sosegaba tu vida. Quizás nunca lo fui, quizás demasiado.

Sonrie.

Llora.

Grita y susurra.


Nadie lo oirá jamás, tú, sólo tú conoces el sabor agridulce de la traición, esa que enmascaras con sonetos de caricias y de besos, la que guardas en un oscuro rincón de tu soledad, apagada existencia que enciendes con el atardecer intenso de tu pelo: mi piel, tu piel, su piel, la piel.

Sonrie.

Llora.

Grita y susurra.


Y ahora

soy cerilla quemada,

apagada,

extinta...


Ahora tú,

eres tú:

quemado,

apagado y extinto.

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Murk Mort


Murk Mort


Esta noche me apetece explotar en mil pedazos.
Volar por las nubes en descomposición
putrefactamente, pintando el aire
oliendo a muerto, a cadáver.
Ojos sin órbita: cometas radiantes.
Terrible sombrero de intestino grueso,
collar de dientes calavera.
Esta noche me apetece dinamitar mil veces
Guiñar a la muerte compadre mía,
llamar cadáver exquisito al verso sin más
y pintar de amapola tu sonrisa arcaica.
El dedo de la muerte se hunde en el costado
y mis huesos se repliegan sobre sí
formando una compacta figurilla de barro yerta.
Esta noche, la más eterna,
la más eterna sin tí,
la más vacía a concha seca
a hueso ahuecado
por mordisco mordido

je suis tombé,
je mens.
Je suis mort!
Je suis mort fin!


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Carta desde mi infancia



Esta tarde lluviosa recuerda el vals de Amelie bajo un paraguas moteado, mientras una caja de música suena en el escaparate de una juguetería empolvada. Mis ojos brillan como entonces, como cuando era niña. Saltaba los charcos de barro y bebía el jugo de las nubes exprimidas en verano. Un cigarrillo con gabardina me observa sin querer y yo viajo a la infancia...
Weimariano, ven, está lloviendo a cántaros, quiero ver llover contigo, vamos a aquel puente frondoso desde donde lanzamos piedras, quiero oler a hierba fresca, quiero que me acompañes en este viaje verde, Tú, pequeño Weimariano.


Cierro los ojos y una inmensa paz recorre mi existencia...La puerta se ha abierto y todos los monstruos escapan, es la noche de la fantasía.

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Poema Dadaista

http://becksearlescott.files.wordpress.com/2009/01/fountain.jpg



Llegada a la estación del Norte


Convertido en basurero,
Marcel Duchamp,
cuerno quemado.
Personajes anónimos,
25 idiomas,
los indios de EEUU,
un sentimiento,
una obra de arte,
un antiguo convento barroco.
sesenta y siete,
un tesoro.
Una caja de tomates
es una cosa frigo.
La exposición
me huele a cultura occidental.
Una morena de época contemporánea,
también la alcohólica del s XVIII.
El pájaro espino Sinuhé
con los ojos pensar
mezclado del mundo.
Neumáticos cherokee
deben expresar Arte Salvado
cuando vivía en graffitis,
el egipcio, los libros, los globos,
un discurso bailarín.
En particular,
la nevera eran versos,
no tubos.

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La noche lloraba



La noche lloraba



La noche lloraba
lágrimas de hiel y plata;
bajo el frío manto estrellado,
al son de la agitada brisa
silbaba la negra arboleda.

A la orilla del río,
los juncos esperan.

Ella; vestía en su rostro la tristeza.
Él; galán de noche y día,
teñido de fulgor insospechado,
ansiaba reunirse con su dama.

La noche lloraba
lagrimas de hiel y plata;
bajo la luz de la luna,
el cristalino brillaba.

La dama sollozando,
pedía reunirse con su amado
pero nadie escuchaba.

¡Ay, pobre muchacho
que a su joven esperaba!

Él, rojo pasional,
Se abrió camino
en la oscura senda.
Atrás dejó el amor.
Atrás el atardecer intenso
de fugaces besos.

¡ay pobre niña que a su
amado esperaba!

Ella, sentada en la alameda,
Buscaba en las estrellas compañía,
Susurraba al viento, fugaz amor,
Palabras de noche eterna.

La noche lloraba
lagrimas de hiel y plata;
a los ojos de Argos,
la niña sueña.

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Derviche



Te creí mariposa
te soñé libro inmortal,
páginas blancas,
vuelo etereo,
paisaje de recreo.
Ilusión, alma y corazón.
Todo mi empeño por mantener la felicidad,
se ven arrebatados por tus ojos evaporados
en la niebla del olvido.
No sé en que momento creí renacer de entre tus brazos,
ayer me soltaste de tu mano,
y hoy continúo cayendo
y cayendo en el pozo de la soledad y la inhumanidad,
sin aún contemplar el final.
Quiero pensar que todo es igual,
que no has cambiado, que volveremos a ser dos gotas de miel unidas.
Pero tu te alejas, te alejas en la bruma,
y no te encuentro.
La felicidad de tus ojos se apaga lentamente en mis oídos,
Por más vueltas que doy, me pierdo, me pierdo en la bruma
y no me encuentro.
Hoy quizás el derviche girador mira su alma,
Pero tú no te das cuenta, y pasa desapercibido
como los brazos del tiempo parando el tráfico.
El baile de los planetas,
el compás del universo hace que dancemos inevitablemente,
que las fuerzas que sostienen con hilos la tierra nos señalen el camino.
Como bien decías, la fuerza que ejerce un objeto sobre otro,
es proporcional al producto de las masas
e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia que las separa,
y esta vez tu eres el otro objeto,
y el cuadrado de la distancia que nos separa, el infinito.

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LUNA LUNA



Son las diez y diez lo dice el pez.

Las nueve y nueve y apenas nada se mueve.

A las ocho y ocho me siento pocho,

porque a las siete y siete cené un poquete.

Son las seis y seis ¿lo veis?

sabía que a las cinco y cinco venía Clininco

porque a las cuatro y cuatro salío del teatro.

Son las tres y tres... ¡pero menudo estrés!

y a las dos y dos me da la tos.



Es ya la una y una, y al fin, salió la luna.

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L'INFINI


Pertenecemos a esa inmensa minoría

que ama la música pura.

Somos una porción de tarta de arándanos

esperando ser apreciada por un bigote con chistera.

Somos más allá del ser, amamos la vida a cada instante,

sentimos cada vibración por minúscula que sea,

cada giro en 24.

Somos y no somos,

vivimos bajo el influjo de la atracción

y la repulsión que rige el universo

no somos, no somos más que dos ácaros

en un inmenso mantón polvoriento al que llamamos infinito.

Pertenecemos a esa inmensa minoría

que poetizamos el cosmos,

modificando el mundo,

añadiendo sutiles detalles que la mayoría sin gafas no ve.


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Love Me That is all



Esta noche es blues.

Tú sentado en la cocina,

esperas el momento oportuno para encender un cigarrillo.

Mientras, yo, soy contrabajo.

La luz de dos velas enciende el salón

y yo soy contrabajo.

Gog a mi derecha.

Gas a mi izquierda.

Como una cerilla

te consumes sobre mi hombro

y tu gas se evapora en mi boca.

Love me, that's all.

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A medio camino



Todo ocurrió en Enero.


Era tan pronto...y a la vez tan tarde, que de nada servía ya volver la vista atrás.

Atrás querdaron los días de otoño en que jugabamos a ser primavera, atrás; en el camino. Ahora intentas tomar de nuevo mi espalda, coger de nuevo mis manos y sentir. Y soñar...Ahora.

Nuestras vidas se cruzan a las 3:00 y el tren sale a las 3:00. Un minuto...sólo un minuto.

El brazo del reloj arriba y yo abajo pendulando como una simple marioneta bajo una mano al azar, pero ahí estabas tú, tendiendo de nuevo tu mano, sellando ahora mis labios.



Tú, a medio camino.
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Afraid for the future




El compás pendular de una sonata se funde en el horizonte de tus ojos.


Un risco erigiendose ante mi atónita mirada desvela el futuro;


Mi corazón bombea a ritmo vertiginoso mientras el buitre adivinador circula en mi cabeza.


Paisajes que desvelan más que un simple tropiezo,


Paisajes que esperan ser conocidos y coronados.
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